Vasectomia: Es momento de atreverse.
Hay un momento (o varios) en la vida de pareja en la que surge la pregunta ¿queremos tener más hijos? (en otros casos la pregunta puede ser ¿queremos tener hijos?), cuando la respuesta a estas pregunta es un “sí”, lo ideal es que de manera informada la pareja decida que método desean utilizar hasta el momento del próximo embarazo. Si la respuestas es un “no se”, lo recomendable es no tomar medidas que alteren la fertilidad de manera permanente, es decir, que no se esterilicen hasta no estar convencidos de que la decisión será para siempre. Ahora bien, cuando la respuesta es un “no”, esta muy claro lo que hay que hacer, esterilizarse, “cerrar la fábrica, y abrir el parque de diversiones” como escuche alguna vez. Pero esta última opción, de ser la elegida, ¿sólo debe pensarse en la mujer?, ¿que pasa con el hombre?. Nuestra mujer va al ginecólogo, es quien en la mayoría de las parejas hace uso de algún método anticonceptivo. Nuestra mujer es quién se embaraza y tiene partos, es a quién le llega la regla una vez al mes, es quién más gasta en médicos, en fin… convengamos que no la tiene nada de fácil.
Los hombres deberían sentarse un par de segundos y valorar el rol de la mujer en la vida sexual y reproductiva de la pareja. Cuando lo hagan, además de convencerse de que eso del “sexo débil” es un gran mentira, probablemente considerarán participar de manera más activa en esto de lo que estamos hablando. Hoy escribo sobre la vasectomía y lo hago porque las cifras son alarmantes. Por cada 250 mujeres que se esterilizan en Chile, sólo un hombre hace lo mismo.
La vasectomía consiste en cortar los conductos deferentes que son quienes transportan los espermatozoides hasta el semen. Por lo tanto hay semen, pero no espermatozoides. Como dijo un amigo “Es como una pistola de juguete, disparas, pero no matas”. Otro aspecto importante de aclarar es que el hombre luego de una vasectomía no sufre ninguna modificación hormonal, así que tranquilidad.
A diferencia de la esterilización femenina, la vasectomía es un procedimiento ambulatorio y mínimamente invasivo, que en la mayoría de los casos sólo requiere anestesia local. En cambio, una mujer para esterilizarse deberá someterse a un procedimiento más invasivo y a una anestesia general, raquídea o peridural, y en consecuencia a mayores riesgos. La pregunta que invito a que nos hagamos en este puntos es: ¿Es necesario exponer a las mujeres a mayores riesgos, si podemos hacerlo nosotros?.
En términos de efectividad las estadísticas en diversas publicaciones sitúan a la vasectomía un peldaño por sobre la esterilización femenina. Mientras la tasa de embarazo en parejas de hombres esterilizados es de un 0,02% -0,2%, la tasa en mujeres esterilizadas es de 0,2%-0,4%. O sea no sólo es más simple sino también más efectiva.
De acuerdo a un decreto del año 2000 el Estado de Chile garantiza el acceso a la esterilización masculina y femenina, en igualdad de condiciones. Siendo una decisión personal, independiente de la edad, numero de hijos, condición socioeconómica o cualquier otra condición presente.
Respondiendo una duda que siempre aparece antes de estos prodecimientos “definitivos”: ¿Qué pasa si me arrepiento?. Los reportes son muchos, los estudios más generosos otorgan 60% de embarazos post-esterilización en mujeres, y 30% en hombres, sin embargo es importante considerar que los estudios que entregan cifras en mujeres no señalan cuantos de estos embarazos son ectópicos (fuera del útero)
Finalizo señalando que en este tema la responsabilidad es mutua. Por una parte la pareja debe informarse y tomar la decisión sólo una vez que esté segura, y con toda la evidencia sobre la mesa, y por otro lado, nosotros como profesionales de la salud debemos ser capaces de transmitir todo esta información a las parejas para que ese 250/1 que muestran las estadísticas hoy, llegué algún día a ser un 1/1.
Publicada originalmente en Matasanos