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Reflexiones en la 20ava "Semana Mundial de la Lactancia Materna".




Durante estos días en todo el mundo se celebra la “Semana Mundial de la Lactancia Materna” tema sobre el cual se ha escrito mucho en los últimos años, y por lo tanto existe harta evidencia disponible, pero así y todo no seguimos encontrando con situaciones como una que me ocurrió hace muy poco. A continuación se las relato:

Dos meses atrás mi hermana se transformo en madre, mis padres en abuelos, y yo en tío. Luego del primer control con la pediatra llamé a mi hermana para saber como le había ido y me dice “bien, igual encontraron que no subió mucho de peso así que le indicó un relleno”, por supuesto mi hermana, como cualquier paciente, no tiene muchos argumentos para rebatirle al médico una indicación así, la asimetría de información en el sector salud entre paciente-prestador es abismante, y tal hecho hace aún más importante aún nuestro rol como educadores en salud.


Lo lógico con una indicación así es que la paciente la siga y, en este caso por lo tanto, se de paso a la leche de fórmula creyendo que la propia leche no es suficiente para alimentar al bebé. Lo anterior sumado a una disminución gradual de las mamadas y al costo económico que significa la leche de fórmula. En pocas palabras, el inicio del fin de la lactancia materna para una madre y su hija/o.


Vuelvo a la historia de mi hermana. Mis primeras palabras fueron “tu leche tiene todo lo que tu bebé necesita, no dejes de darle pecho”, actualmente mi sobrina crece de maravilla y sólo con leche materna, nada de fórmula. Cuando ocurrió esto pensé en la cantidad de mujeres que producto de la indicación de sus médicos han dado fin a la lactancia materna, y hasta el día de hoy pienso en lo lamentable de ese hecho, me había tocado escucharlo, pero ahora me toco vivirlo en primera persona. Si no le hubiese reforzado a mi hermana la importancia de su leche y de amamantar, es muy probable que hoy mi sobrina estaría creciendo de igual forma y tendría el mismo peso, pero en base a leche de fórmula. Mi intervención fue muy simple, vía telefónica incluso, y no duro más de 2 minutos.


La OMS recomienda lactancia exclusiva hasta los 6 meses, para luego mantenerla como complemento de los otros alimentos (frutas, verduras, etc) hasta al menos los 2 años de vida. Las ventajas de la lactancia materna, y de ahí su importancia, están lejos de ser puramente nutricionales, ya que a esa función su suman los roles inmunologicos, afectivos, emocionales y sociales. Como leí por ahí esta semana “el pecho de la madre es el cordón umbilical emocional del recién nacido”.


Desde el punto de vista de la epigenética (ciencia que estudia la influencia del ambiente y otros factores en la expresión del ADN) y las neurociencias, la lactancia materna es fundamental en el desarrollo de un ser humano sano, ya que establece un vínculo que para el recién nacido se traduce en seguridad y bienestar. Un cerebro que trabaja en un entorno con esas características tiene más más opciones de desarrollar su potencial y a su vez de echar andar las emociones. Por el contrario, un recién nacido que es separado de su madre y que no percibe esa cercanía ni esa estimulación que significa la lactancia en términos de sensaciones olfativas, oculares y de tacto, se verá sometido a estrés, el estrés a su vez altera el ADN, y el ADN es quién define nuestro comportamiento y salud por el resto de la vida.


Chile es un país que en los último años ha ido mejorando sus tasas de lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses y que a su vez ha ido generando políticas en favor de esto, que por lo demás son tremendamente perfectibles. El año 2005 sólo un 14% de las mujeres que trabajaban fuera del hogar y un 55% de las madres que trabajan en su casa alimentaron únicamente con leche materna a sus hijos durante el periodo de los 6 primeros meses. Es decir, hay un brecha importante que cubrir.


La actitud de la pediatra que vio a mi hermana hace unas semanas atrás no ayuda en nada a mejorar las tasas de lactancia materna exclusiva, debió partir por preguntarle como estaba la lactancia, para luego continuar promoviendo el pecho materno y reforzando así la idea de que la mujer, como cualquier otro mamífero, es capaz de alimentar exclusivamente con su cuerpo a su hijo. Al parecer es más fácil y cómodo ahorrarse todo ese discurso y pasar inmediatamente a la leche de fórmula, pero claramente no es el camino correcto.


Las/os invito a leer acerca de la lactancia materna, les recomiendo un documental que sólo dura 30 minutos y que se llama “Amamantar, salud y placer” que habla, a mi parecer, de manera muy completa sobre este tema. La UNICEF hace un tiempo declaro de manera contundente “La lactancia materna es la intervención más eficaz para evitar las defunciones de los menores de 5 años”, sigamos por lo tanto promoviendo los espacio físicos, culturales y temporales para así favorecerla, vamos en el camino correcto!!



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