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El caso CIPER, y las enseñanzas que nos deja.




El lunes de la semana pasada, luego de la denuncia que hizo el Centro de Investigaciones Periodísticas (CIPER Chile), las redes sociales ardieron y la lluvia de críticas para el médico y la clínica se mantuvo por largo rato. Sin embargo llamaba la atención que un grupo de profesionales de la salud, sólo centró las críticas hacia el medio escrito, al médico y a la clínica nada.


Desde mi punto de vista, las críticas deberían ser para ambos lados, no me parece recomendable, por el bien de nuestro trabajo sanitario, que tomemos una postura defendiendo lo indefendible. Además este caso si lo analizamos bien, nos deja varias enseñanzas.


Comenzaré con las criticas hacía CIPER: utilizo un pésimo titulo que se presta para muchas confusiones, ya que de su titulo uno podría deducir que la clínica, y lo señalo por que lo leí en varios comentarios de las redes sociales, realiza abortos con esa pastilla a diestra y siniestra. Sin embargo la realidad es otra, el misoprostol en el sector público y privado se realiza para favorecer la salida del producto de la concepción (embrión) cuando el aborto ha ocurrido (ausencia de latidos cardiacos en el producto de la concepción), y sirve además para que el legrado uterino (raspado de la cavidad uterina) sea más fácil y con menos complicaciones, puesto que dilata el cuello del útero y el instrumento que se utiliza para el procedimiento puede ingresar a la cavidad uterina con mayor facilidad. Por otro lado, el articulo de CIPER señala que el Misoprostol fue el responsable de la hemorragia posparto, hecho que lamentablemente es muy difícil de comprobar (puede ser cierto ó no). Lo grave de señalar eso con certeza es que la ciudadanía se puede crear la falsa idea de que el Misoprostol es malo, y obviamente no es así, lo malo no es el medicamento, sino el uso que algunos pueden darle.


Por otro lado, y creo que es donde se debe centrar la discusión respecto del actuar del médico, es en la relación que tuvo con la gestante y su pareja. Comienzo señalando en virtud de la alta tasa de cesáreas e inducciones innecesarias en el sector privado, que el comportamiento del médico de tratar de inducir, valga la redundancia, la elección de la mujer y la pareja por una inducción del trabajo de parto es, créame, más frecuente de lo que podemos imaginar, por lo tanto no me extraña en lo absoluto, y quiero que quede claro que no hablo desde el prejuicio, lo veo a diario en las clínicas de la capital por las cuales me paseo. Donde realmente el médico se cayó, y fue una situación que pudo traer peores consecuencias, fue en colocar un misoprostol en el fondo de saco vaginal, y enviar a la gestante a su casa, sobretodo si creía que tenia una disminución del liquido amniótico, el feto pudo regresar muerto de la casa, y evidentemente otro gallo cantaría. Todos quienes trabajamos en obstetricia, sabemos que el uso del misoprostol es hospitalario, y cuando inducimos a una gestante con este medicamento el control de la unidad feto placentaria (latidos cardio fetales y dinámica uterina) debe ser estricto.


Pese a lo anterior, y más allá del mal manejo clínico, lo grave de este caso es que pone de manifiesto el abuso de confianza de algunos profesionales de salud con sus “pacientes”. El médico nunca le dijo a la mujer que se iba de vacaciones dos días después, y lo recalco porque conozco a muchos obstetras, y es común, que siempre le avisen a las gestantes que tienen en control, los nombres de los médicos que lo van a reemplazar en su ausencia. Lo otro, ¿Por qué cuando indicamos un medicamento no explicamos los riesgos y efectos no deseados?, ¿Qué acaso nos olvidamos de la importancia de mantener informada a nuestras gestantes?, ¿O simplemente no nos parece relevante informar esas cosas?, el no escribirlo no se discute, en primer año de Universidad nos enseñan que lo que no se escribe no se hace. Como leí una vez que un amigo médico escribió en su facebook: “Mientras más distancia exista entre el médico y su paciente, más abogados caben en ese espacio”, debemos trabajar las confianzas, son claves en la relación medico/profesional de la salud y el/la paciente.


Cierro señalando que las críticas hacía los medios que publican noticias de salud también debe ir en la dirección de que ellos mejoren los estándares de sus publicaciones, de hecho el artículo de CIPER cometió un error tan infantil, además de los señaladas arriba, como fue el escribir en vez de Doppler, “dopio”. Parece que en nuestro país no existen muchos periodistas especializados en temas médicos, porque siempre que se publica algo esta lleno de errores. Justamente ese espacio, es el que debemos llenar los profesionales sanitarios que escribimos sobre estos temas, acercar la salud a la población en general. La asimetría de información es abismante.

Publicada originalmente en Matasanos

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