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Lactancia libre: Cuando la sociedad pide ser protagonista.




Durante la semana pasada se realizaron en el país más de 14 tetadas, es decir amamantamientos masivos y simultáneos que buscaban, en palabras de los propios organizadores, “crear conciencia en nuestra sociedad sobre la importancia de proteger la lactancia materna, de visibilizar la vulneración de los derechos de los niños y las madres, invitándonos al cambio desde una perspectiva pacífico-activa”. La consigna era una sola: #lactancialibre. Detrás de estas tetadas hay madres, padres y profesionales con conocimientos en el área que quieren movilizar a las autoridades hacia leyes y políticas públicas que, efectivamente, protejan la lactancia materna.


“Lactancia libre” no sólo significa que la madre pueda amamantar donde ella y su hij@ quiera. La lactancia libre también debe hacer referencia al respeto que los países deben tener del Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna, denominado “El Código”, adoptado por la Asamblea Mundial de la Salud en 1981 y al cual Chile suscribe.


¿Y por qué “lactancia libre” también significa respetar el Código? Porque desde su creación se considera a este código como una de las herramientas más útiles e indispensables que tienen los países para proteger y promover la lactancia materna como una práctica única y sin igual. Basta leer lo que el código prohíbe para darse cuenta que Chile lleva un largo rato mirando para el lado. Algunas prohibiciones son:


- Publicitar fórmulas lácteas, chupetes y mamadera al público, en revistas, diarios, TV y otros medios de comunicación.

- Dar muestras gratis a las madres directa o indirectamente.

- Promocionar los productos dentro de los servicios de atención de salud, con materiales educativos dirigidos a las madres.

- Incorporar asesoría de alimentación a las madres desde representantes y/o visitadores de empresas productoras.

- Entregar regalos o equipos al personal o instituciones de salud, con nombres comerciales de productos.

- Uso de imágenes y textos que idealicen la alimentación artificial (alimentación con fórmula).

- Vender a los hospitales y clínicas fórmulas lácteas a precios rebajados.


En Chile hemos llegado a un punto en que hasta los congresos del área son auspiciados por empresas productoras de formulas lácteas. Para qué hablar de los regalos al personal y las instituciones de salud, son pan de cada día.


Quienes trabajamos en temas relacionados con lactancia sabemos que los médicos, desde su formación de pregrado, abordan con mayor profundidad el tema de las fórmulas lácteas que la propia lactancia materna. Lo anterior lo han reconocido públicamente profesores que participan en la formación de los nuevos pediatras del país. Señalo esto para poner de manifiesto que incluso las universidades están en deuda con la lactancia.


El tema es tan sensible que el año pasado, en España, un grupo de médicos renunció a la Sociedad Española de Pediatría porque cuestionaron la aparición de una publicidad de Nestlé en la revista de la sociedad. Ésta no sólo idealizaba la alimentación artificial, sino que además normalizaba la cesáreas como una vía igual de saludable para nacer que el parto vaginal.


Más de 2 mil personas en todo Chile salieron a exigir al Estado la toma de conciencia sobre este tema. Desde un tiempo a la fecha hemos visto como la sociedad, no invitada por el Estado sino por iniciativa propia, está comenzando a hacer uso del derecho a la gobernanza y está comenzando a empujar a las autoridades -ejecutivas y legislativas- a abordar temáticas que previamente no eran consideradas. La ciudadanía se esta organizando y comienza a exigir cambios que directa o indirectamente tendrán un impacto en la salud, y eso es tremendamente positivo.

Publicado originalmente en Matasanos

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